Entre los magníficos tesoros arquitectónicos que custodian las costas del oeste cartagenero debemos destacar las fortificaciones defensivas. El enclave de La Azohía y, especialmente, de Cabo Tiñoso ofrecía una panorámica perfecta para anticiparse a cualquier incursión enemiga que llegara por mar, por lo que históricamente fueron los emplazamientos elegidos para instalar estas fortificaciones.
La más antigua de ellas es la Torre de Santa Elena de La Azohía. Una torre vigía, catalogada Bien de Interés Cultural y construida a finales del siglo XVI, con cuatro metros de altura y planta hexagonal, que prevenía a los moradores de las poblaciones cercanas de las ofensivas de piratas berberiscos.
Bastante más modernas son las baterías de costa, que se construyeron en el farallón rocoso de Cabo Tiñoso de 1933 1936, y que forman un complejo defensivo de primer orden, cuyo papel fue fundamental en la defensa de Cartagena durante la Guerra Civil.
Todas ellas están declaradas Bien de Interés Cultural desde 1985.